Anales Cervantinos 56
ISSN-L: 0569-9878, eISSN: 1988-8325
https://doi.org/10.3989/anacervantinos.2024.590

Leyva Rosabal, Odalys, selección y notas. La raza promisoria. Antología poética al ‘Quijote’. Madrid: Ediciones Deslinde, 2023, 2 vols., 354 + 486 pp.

 

La influencia del Quijote sigue siendo motivo de fascinación y de estudio: de fascinación por su imposible registro, dado el volumen de testimonios de todo tipo que siguen apareciendo; de estudio, porque ofrece campo abundoso para las exégesis más diversas. La prosa y el teatro han dado lugar a innumerable sucesión de relatos –breves, extensos– y piezas teatrales en los que la huella cervantina –primordialmente el Quijote, pero no de manera exclusiva– se hace patente. La reciente traducción al español de la comedia de Beaumont y Fletcher The coxcomb (El necio), basada en El curioso impertinente, en eficaz traducción de Francisco J. Borge (Oviedo, Luna de Abajo, 2023), y algunos de los textos editados en los dos últimos años por la Biblioteca del Quijote Transnacional (El paladín de Essex, El pastor extravagante, El don Quijote alemán, Don Quijote el escolástico, Don Quijote con faldas; todos ellos accesibles en <http://quijotetransnacional.es/index.php/BQT/catalog>) son buen ejemplo de aquello.

Por otro camino, naturalmente distinto (aquí no se puede hablar de Quixotic fiction ni, salvo contadas excepciones, de Cervantean heritage), pero profundamente ensalzador de autor y obra, no son pocos los poemas que han encontrado en Cervantes y en Don Quijote de la Mancha (texto y personaje) el motivo central de su creación. Las antologías de que se disponía (en la memoria el Cancionero cervantino compilado por Enrique Vázquez de Aldana en 1947) permitían adivinar un volumen importante de textos que ahora, gracias a la labor compiladora de Odalys Leyva Rosabal, se amplía exponencialmente. Todos ellos se encontrarán en los dos volúmenes que constituyen los tres tomos (Siglos XVI-XVII; Siglo XX hasta 1955; Desde 1956) de La raza promisoria, casi mil páginas de extraordinario valor como acúmulo de textos muy distintos y nunca reunidos hasta ahora.

Este –ya lo adelanto– es el gran valor de este trabajo, que hubiera requerido de unos textos introductorios de mayor entidad y alcance (vol. I, pp. 15-20; vol. II, pp. 9-12, 227-230), y no los generalistas, filosóficos e insuficientes –y un tanto descuidados en su ortotipografía– que se incorporan. Más de cuatro centenares de poemas (421 si mi recuento es correcto) constituyen el acervo poético de este libro, ordenado cronológicamente y acompañado –al final de cada tomo– de una nota biográfica de los autores incluidos –sin análisis ni estudio particular de los textos–. Los criterios de reproducción se reducen a una consideración muy general («... abarca a poetas nacidos desde 1547 a 1899, y, la segunda parte, desde 1900 hasta nuestros días, reúne poemas de escritores de varios países hispanoamericanos que rinden homenaje a Miguel de Cervantes y Saavedra, así como a su obra lumbrera, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha» (vol. I, p. 15). Al menos en una ocasión se transgrede esta propuesta cuando se incorpora un fragmento de la Ruta de don Quijote, de Azorín (I, pp. 248-249). No se incluyen en cambio –reparo muy menor– los versos del Licenciado Aquesteles, incluidos en la mascarada de la Universidad de Zaragoza, de 1614, con motivo de la celebración de la beatificación de santa Teresa (pueden encontrarse en Aurora Egido, «Certámenes poéticos y arte efímero en la Universidad de Zaragoza (siglos XVI y XVII)», en Cinco estudios humanísticos para la Universidad de Zaragoza en su IV centenario, Zaragoza, Caja de Ahorros de la Inmaculada, 1983, pp. 9-73). También se podrían haber incorporado algunas de las composiciones poéticas del sainete de José Montero y Jesús de Ámber titulado El último don Quijote, en el comienzo del siglo XX (Montero Reguera, J. y Cabaleiro Soutullo, H. «Una recreación inédita y desconocida del Quijote: El último Quijote (1902) de Jesús de Amber y José Montero», Anales Cervantinos, 51, 2019, pp. 335-374). De más entidad es el descuido con el que se reproducen algunos textos: la celebérrima Letanía de nuestro señor don Quijote, de Rubén Darío, se convierte en «Letanías» (I, 224); La hija del ventero, de Manuel Machado (I, 250), se transcribe con importantes cambios en la puntación con respecto al texto publicado en Poesía. Opera Omnia Lyrica (Madrid, Editora Nacional, 1942, 2.ª ed., donde se encontrará algún otro poema cervantino de este autor); Campos de Castilla, de Antonio Machado, se ha convertido en «Campo de Castilla» (I, 252). «Eulalio Ferrert» (I, 302), dedicatario del magnífico poema de Germán List Arzubide («Camina Don quijote [sic] por la llanura escueta, / mientras la noche vierte sobre él su pesadumbre...»), es, en realidad, Eulalio Ferrer, el extraordinario creador –entre tantas otras cosas– del Museo Iconográfico del Quijote, en Guanajuato; la misma persona, por cierto, a quien Dámaso Alonso dedica otro magnífico poema, recogido en la página anterior con varios errores que descoyuntan los versos del poeta madrileño (I, p. 301). Deberían transcribirse como figuran, por ejemplo, en la antología de Luis García Montero titulada La poesía señor hidalgo... Antología de poemas cervantinos (Madrid, Visor, 2005, p. 169): «Sancho, su burro y sueño. Noche helada. ¿Es que hay música? / Mira Sancho y ¡oh asombro!: en el aire mil ángeles / trenzan danzas frenéticas en un punto en que rompe / el cielo su negrura en luces fulgurantes». Estos cuatro versos se convierten en siete en la antología que reseño aquí.

Me quedo, a pesar de las erratas, errores e imprecisiones en el registro de los poemas que requerirían de una reedición muy corregida, con la labor de recopilación de textos y autores diversos, a una y otra orilla del océano Atlántico, que permite volver sobre algunos ya conocidos (desde el quevediano Testamento de don Quijote al borgiano soneto que se despide afirmando «Las lentas hojas vuelve un niño y grave sueña / con vagas cosas que no sabe», a pesar de la errata: «sueñas», I, p. 303), y descubrir a otros muchos, americanos sobre todo, cubanos particularmente, en la magnífica estela de Nicolás Guillén; mencionaré solo este de Félix Bienvenido de Ávila: «Quiero al Quijote, emisión / del infeliz caballero, / que en unión de su escudero / alimenta mi ilusión. / ¿Quién pudiera? Es mi pasión / que a mi Isla, larga y ancha, / llegara, en una avalancha / del vino tinto y la uva, / para que conozca a Cuba, / el hidalgo de la Mancha» (II, 167). Seguramente no sea el mejor de los poemas, pero recoge bien el sentir de esta antología: «Disímiles estilos poéticos acuden con un dinamismo cohesionador y está en nosotros como llama viviente la antorcha que fue portada desde La Mancha para iluminar los predios de nuestra Cultura» (I, 20).