1. INTRODUCCIÓN
⌅El enorme interés que la figura de Miguel de Cervantes ha suscitado por parte de la crítica literaria a lo largo de todo el mundo y en toda época es indiscutible. Son pocos los autores de las letras españolas que hayan recibido más atención por parte de los estudiosos de la literatura o la cultura; tanto es así que el análisis de la obra del autor ha llegado a constituirse en un campo de estudio más o menos autónomo como es el cervantismo, cuyo origen se remonta al menos hasta la mitad del siglo XVIII (Rey Hazas y Muñoz Sánchez 2006Rey Hazas, Antonio y Juan Ramón Muñoz Sánchez, eds. 2006. El nacimiento del cervantismo: Cervantes y el Quijote en el siglo XVIII. Madrid: Verbum., 48) con la publicación de la Vida de Cervantes de Mayans, de 1737, y la edición de John Bowle, de 1781 (Montero Reguera 2001Montero Reguera, José. 2001. «La crítica sobre el Quijote en la primera mitad del siglo XX». En Volver a Cervantes: actas del IV Congreso Internacional de la Asociación de Cervantistas, editado por Antonio PabloBernat Vistarini, vol. I, 195-236. Palma: Universitat de les Illes Balears., 196-203; Perdomo Batista 2019Perdomo Batista, Miguel Ángel. 2019. «Orígenes del cervantismo: el descubrimiento de la “patria” de Cervantes y las polémicas lingüístico-literarias de la época». Anales cervantinos 51: 251-276. 10.3989/anacervantinos.2019.012, 253)1
De la lectura de estas obras se deduce la inconmensurabilidad y la exhaustividad de la crítica cervantina, que a lo largo de siglos ha leído elementos concretos (Perdomo Batista 2019Perdomo Batista, Miguel Ángel. 2019. «Orígenes del cervantismo: el descubrimiento de la “patria” de Cervantes y las polémicas lingüístico-literarias de la época». Anales cervantinos 51: 251-276. 10.3989/anacervantinos.2019.012) o el conjunto de la obra y vida del autor a la luz de los presupuestos teóricos e ideológicos más diversos (Pérez García 1995Pérez García, Norberto. 1995-1997. «El filo de un centenario: la crítica extravagante sobre el Quijote en 1916». Anales Cervantinos 33: 325-333. 10.3989/anacervantinos.1997.315-1997; Martín Morán 2001Martín Morán, José Manuel. 2001. «Palacio quijotista. Actitudes sensoriales en la crítica sobre el Quijote de la segunda mitad del siglo XX». En Volver a Cervantes: actas del IV Congreso Internacional de la Asociación de Cervantistas, editado por Antonio PabloBernat Vistarini, vol. I, 142-194. Palma: Universitat de les Illes Balears., 176). No obstante, en nuestra opinión, en este empeño de distintos autores en entender la crítica cervantina en su dimensión histórica, es una característica común a todos estos textos el prestar poca atención a un aspecto concreto de la recepción de la obra y la figura de Cervantes. Nos estamos refiriendo a su inserción en el discurso historiográfico, esto es, a cómo se habla del autor y de su producción literaria en las historias de la literatura.
Son pocos los trabajos que han analizado la recepción del autor que nos ocupa por parte de la historiografía literaria. De entre ellos, quizá el más destacable es el que Álvarez Barrientos (1987Álvarez Barrientos, Joaquín. 1987-1988. «Sobre la institucionalización de la literatura. Cervantes y la novela en las historias literarias del siglo XVIII». Anales Cervantinos 25-26: 47-64.-1988) dedica a la presencia de Cervantes en las historias literarias del siglo XVIII, en el que el autor apuntó la solidaridad que existe entre los discursos teórico-crítico e historiográfico de la época en lo que respecta a la teoría de la novela y a la figura del autor del Quijote. Con el desarrollo de la historia de la literatura como disciplina se produciría una institucionalización del estudio sistemático de la literatura, que acarreará, a su vez, un proceso de canonización de los autores y obras que en esos primeros textos ocupaban ya un papel central (Álvarez Barrientos 1987-1988Álvarez Barrientos, Joaquín. 1987-1988. «Sobre la institucionalización de la literatura. Cervantes y la novela en las historias literarias del siglo XVIII». Anales Cervantinos 25-26: 47-64., 48-49). De esta manera, al entender la historia de la literatura como el género académico en el que se precipitan los resultados de una determinada tradición interpretativa, se vislumbra la utilidad de complementar el recorrido histórico por la crítica cervantina con su correlato historiográfico. Esto, creemos, permite comprobar no solo qué lecturas son las dominantes en cada momento, sino también cuáles se convierten en lo que Claudio Guillén (1989Guillén, Claudio. 1989. Teorías de la Historia Literaria. Madrid: Espasa Calpe., 306; 2015, 347) llamó «profecías desde el pasado», esto es, interpretaciones que consiguen proyectarse hacia el futuro, más allá del momento de su elaboración o su inclusión en historias de la literatura (Pozuelo Yvancos 2000Pozuelo Yvancos, José María. 2000. «Ángel Valbuena: la renovación de la historiografía literaria española». Monteagudo 5: 51-69., 55), y marcan la comprensión de un hecho literario convertido ya en «acontecimiento» (Guillén 2015Guillén, Claudio. 2015. Entre lo uno y lo diverso. Barcelona: Tusquets., 365).
El de Cervantes es un caso particular, pues ya desde los textos de Mayans y Bowle parece adquirir esta condición de acontecimiento histórico, de evento trascendental para la historia de la literatura española. Sin embargo, se hace necesario revisar qué versión de Cervantes encontramos en cada historia de la literatura; qué textos suyos se incluyen en el canon –además del omnipresente Quijote–; cómo se jerarquizan e interpretan; y con qué finalidad se habla del autor, o, lo que es lo mismo, para qué se usa la figura de Cervantes más allá del análisis de su obra. En el caso de las historias literarias elaboradas por hispanistas extranjeros2
Este artículo se propone como un análisis de la recepción de Cervantes en un corpus de seis historias de la literatura española escritas en Italia en un periodo que va desde 1882 a 1985: las dos publicadas en la serie de Manuali de Hoepli por Licurgo Cappelletti y Bernardo Sanvisenti en 1882Cappelletti, Licurgo. 1882. Letteratura spagnuola. Milán: Hoepli. y 1907Sanvisenti, Bernardo. 1907. Manuale di letteratura spagnuola. Milán: Hoepli., respectivamente; la Storia della Letteratura Spagnola de Gabriele Finardi, de 1941Finardi, Gabriele. 1941. Storia della letteratura. Cisano Bergamasco: Pozzoni.; el manual de Carlo Boselli y Cesco Vian3
2. CERVANTES EN LAS HISTORIAS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA ITALIANAS (1882-1985)
⌅Como decíamos más arriba, Cervantes es uno de los autores centrales del canon literario español y occidental (Bloom 2013Bloom, Harold. 2013. El canon occidental. Barcelona: Anagrama., 139-157; Jiménez Heffernan 2013Jiménez Heffernan, Julián. 2013. «Autoridad, poesistocracia y arbitraje: Harold Bloom, lector del Quijote». Tropelías 19: 296-318.), y lleva ocupando esta posición desde fecha bastante temprana (Álvarez Barrientos 1987-1988Álvarez Barrientos, Joaquín. 1987-1988. «Sobre la institucionalización de la literatura. Cervantes y la novela en las historias literarias del siglo XVIII». Anales Cervantinos 25-26: 47-64.; Montero Reguera 2001Montero Reguera, José. 2001. «La crítica sobre el Quijote en la primera mitad del siglo XX». En Volver a Cervantes: actas del IV Congreso Internacional de la Asociación de Cervantistas, editado por Antonio PabloBernat Vistarini, vol. I, 195-236. Palma: Universitat de les Illes Balears., 198). Ello explica que, frente a lo que ocurre con otros escritores cuya inclusión en el repertorio de autores de la historia literaria puede ser fechada y estudiada desde su inicio7
Dejando a un lado la cuestión de su introducción en el discurso historiográfico, por tanto, cabe centrar la mirada en el lugar que Cervantes ocupa en las historias de la literatura de nuestro corpus. Si atendemos a la estructura de estas obras, encontramos que el autor del Quijote cuenta con un apartado propio, que tiene su nombre por título, en cinco de los seis manuales. Así, Cappelletti le dedica uno de los diecinueve capítulos que componen su obra. El octavo capítulo (Cappelletti 1882Cappelletti, Licurgo. 1882. Letteratura spagnuola. Milán: Hoepli., 48-57) tiene como único contenido la vida y obra de “Michele de Cervantes Saavedra”. En la Storia de Finardi (1941Finardi, Gabriele. 1941. Storia della letteratura. Cisano Bergamasco: Pozzoni.), especialmente confusa en cuanto a la jerarquización de la información9
Aunque la dispositio de las historias de la literatura pueda parecer un dato baladí, sirve para ejemplificar algunos aspectos de la recepción del autor en este tipo de discursos. Por una parte, vemos que el espacio y, con él, la atención que se presta a Cervantes equivale a la que se otorga a periodos completos de la historia literaria. El Profilo es la obra en la que más clara queda esta prevalencia: la obra del autor del Quijote está a la misma altura jerárquica que toda la producción de los reinados de Carlos V (Samonà 1985Samonà, Carmelo. 1985. Profilo di letteratura spagnola. Roma: Theoria., 43-54) y Felipe II (Samonà 1985Samonà, Carmelo. 1985. Profilo di letteratura spagnola. Roma: Theoria., 55-67)13
Esta resistencia a encasillar a Cervantes en un solo género, además de por la preeminencia del autor, puede venir dada porque las seis historias de la literatura que analizamos en este trabajo son exhaustivas en lo que respecta al catálogo de sus obras. A este propósito hay que señalar que existe una clara jerarquía a la hora de valorar su producción. En primer lugar, se encuentra el Quijote. De ella dirá Cappelletti (1882Cappelletti, Licurgo. 1882. Letteratura spagnuola. Milán: Hoepli., 48) que es una «opera celebre, di natura più che complessa, la quale è divenuta popolare presso tutte le nazioni». Los otros autores se pronuncian de manera similar. Sanvisenti (1907Sanvisenti, Bernardo. 1907. Manuale di letteratura spagnuola. Milán: Hoepli., 91) dirá que la novela concentra «tutta la potenza artistica del Cervantes» y se presenta como «la maggior battuta delle sue virtù letterarie». Finardi, uno de los más elogiosos, apunta que
nelle pagine del romanzo immortale spagnolo sono racchiuse tutte le conoscenze che si avevano allora in ogni campo delle lettere e delle scienze e le fonti alle quali il Cervantes dovette attingere, per la sua opera, erano innumerevoli e di tutti i paesi. È difficile concepire un’opera in prosa meglio riuscita di questa, e la celebrità ottenuta dal Cervantes, si può dire immediatamente, è la miglior prova del grandioso successo e del favore incontrato
(Finardi 1941Finardi, Gabriele. 1941. Storia della letteratura. Cisano Bergamasco: Pozzoni., 165-166).
Boselli y Vian (1943Boselli, Carlo y CescoVian. 1943. Storia della letteratura spagnola. Milán: Edizioni le lingue estere., 100) dirán que es uno de los libros más famosos de la humanidad. Mancini, pese a no valorar la obra de manera tan explícita como los otros autores, dedicará mucho más espacio al Quijote (Mancini 1967Mancini, Guido. 1967. Storia della letteratura spagnola. Milán: Feltrinelli., 331-339) que al resto de la producción del autor. Por último, Samonà (1985Samonà, Carmelo. 1985. Profilo di letteratura spagnola. Roma: Theoria., 73) dirá que es la síntesis de todos los motivos presentes en las otras obras del autor –idea que, como veremos, Mancini (1967Mancini, Guido. 1967. Storia della letteratura spagnola. Milán: Feltrinelli., 345) aplica al Persiles–. En cuanto a la lectura que cada autor hace de la novela, cabe destacar que no se pronuncian de forma decidida, aunque hay cierta tendencia a hacerse eco de la interpretación idealista y de corte romántico (Cappelletti 1882Cappelletti, Licurgo. 1882. Letteratura spagnuola. Milán: Hoepli., 53-55; Sanvisenti 1907Sanvisenti, Bernardo. 1907. Manuale di letteratura spagnuola. Milán: Hoepli., 94-95; Finardi 1941Finardi, Gabriele. 1941. Storia della letteratura. Cisano Bergamasco: Pozzoni., 160). Las historias más recientes, la de Mancini (1967Mancini, Guido. 1967. Storia della letteratura spagnola. Milán: Feltrinelli., 332-337) y Samonà (1985Samonà, Carmelo. 1985. Profilo di letteratura spagnola. Roma: Theoria., 75-76), exponen las distintas lecturas que se han hecho de la obra y citan a los autores que las sostienen: Clemencín, Unamuno, Ortega, Menéndez Pidal, Pfandl y Hatzfeld, entre otros. Boselli y Vian dan cuenta de la enorme pluralidad de lecturas que la obra ha recibido a lo largo de la historia:
Su questo libro famoso –uno dei più famosi dell’umanità– migliaia di libri si sono scritti, e le più disparate e fantastiche interpretazioni se ne son date. C’è chi vi ha visto chissà quali segrete intenzioni, chi vi ha trovato un sistema di filosofia, un programma di governo, una sintesi di teologia e perfino un trattato di strategia o di medicina! Altri non vi ha considerato se non la burattinesca avventura di un pazzo, adatta tutt’al più a divertire i bambini: e, per contrasto, molti l’hanno invece esaltato come una delle opere più profonde e più trascendentali della letteratura universale. Insomma, chi lo dice ridicolo e chi tragico, chi satirico e chi angosciante, chi superficiale e chi immenso e sublime, e qualcuno, come Unamuno, l’ha interpretato come un libro sacro, specie di breviario religioso per tutti gli uomini. In generale si riconosce che è un libro profondamente spagnolo, pur essendo universale; ma anche a questo proposito i pareri sono discordi, perché qualcuno afferma che depresse lo spirito spagnolo (Byron diceva: “un gran libro che uccise un gran popolo”), accelerandone a precipizio la decadenza; altri, al contrario, lo esaltano come una delle più alte affermazioni dell’anima nazionale
(Boselli y Vian 1943Boselli, Carlo y CescoVian. 1943. Storia della letteratura spagnola. Milán: Edizioni le lingue estere., 100-101).
Aunque, más adelante (Boselli y Vian 1943Boselli, Carlo y CescoVian. 1943. Storia della letteratura spagnola. Milán: Edizioni le lingue estere., 102), se decantarán por la interpretación ideológica de Maeztu (2004Maeztu, Ramiro de. 2004. ‘Don Quijote’, ‘Don Juan’ y ‘La Celestina’. Madrid: Visor.), a quien ya se habían remitido al hablar de la Celestina (Boselli y Vian 1943Boselli, Carlo y CescoVian. 1943. Storia della letteratura spagnola. Milán: Edizioni le lingue estere., 37-38), que entiende la obra como una manifestación de la decadencia española durante el reinado de Felipe II. Observamos, por tanto, una apertura en el tratamiento de las interpretaciones de la obra: se pasa de una lectura más restringida, como la que encontramos en Cappelletti (1882Cappelletti, Licurgo. 1882. Letteratura spagnuola. Milán: Hoepli.), a la asunción de la multiplicidad de significados que la novela encierra en Boselli y Vian (1943Boselli, Carlo y CescoVian. 1943. Storia della letteratura spagnola. Milán: Edizioni le lingue estere.) y Mancini (1967Mancini, Guido. 1967. Storia della letteratura spagnola. Milán: Feltrinelli.). Aunque los autores destaquen algunas interpretaciones sobre otras –es el caso de Maeztu en Boselli y Vian–, se aprecia la evolución del discurso, no ya en las ideas que proyecta sobre el Quijote15
Volviendo a la jerarquía de las obras, en segundo lugar, hay un consenso a la hora de señalar la calidad de las Novelas ejemplares. La única historia que se muestra más parca a este propósito es la de Cappelletti, que apenas hace mención a «Riconeta e Cortadilla» y «La zingarella di Madrid» (Cappelletti 1882Cappelletti, Licurgo. 1882. Letteratura spagnuola. Milán: Hoepli., 51-52), remitiendo a lo que de ellas dice Baret (1863Baret, Eugène. 1863. Histoire de la littérature espagnole. París: Dezobry.) en su Histoire de la littérature espagnole16
En lo que respecta al resto de la narrativa cervantina, que Sanvisenti (1907Sanvisenti, Bernardo. 1907. Manuale di letteratura spagnuola. Milán: Hoepli., 92) incardina dentro de su obra menor, hay pocas variaciones entre una historia y otra. La Galatea es presentada como una novela de juventud (Cappelletti 1882Cappelletti, Licurgo. 1882. Letteratura spagnuola. Milán: Hoepli., 50; Sanvisenti 1907Sanvisenti, Bernardo. 1907. Manuale di letteratura spagnuola. Milán: Hoepli., 91; Finardi 1941Finardi, Gabriele. 1941. Storia della letteratura. Cisano Bergamasco: Pozzoni., 122; Mancini 1967Mancini, Guido. 1967. Storia della letteratura spagnola. Milán: Feltrinelli., 326; Samonà 1985Samonà, Carmelo. 1985. Profilo di letteratura spagnola. Roma: Theoria., 71) escrita siguiendo la moda literaria del momento. Casi todos los manuales la tratan muy de pasada, y poniéndola en relación con La Diana, de Montemayor, y La Arcadia, de Lope. Finardi (1941Finardi, Gabriele. 1941. Storia della letteratura. Cisano Bergamasco: Pozzoni., 144-145) se detiene a comentar «El canto de Calíope»; mientras que Mancini (1967Mancini, Guido. 1967. Storia della letteratura spagnola. Milán: Feltrinelli., 326-327) y Samonà (1985Samonà, Carmelo. 1985. Profilo di letteratura spagnola. Roma: Theoria., 71) destacan el lenguaje por lo general cuidado de la obra y su raigambre italianizante y neoplatónica. Algo más de espacio dedican algunas de las historias de nuestro corpus a Los trabajos de Persiles y Sigismunda, que Sanvisenti (1907Sanvisenti, Bernardo. 1907. Manuale di letteratura spagnuola. Milán: Hoepli., 91) considera el canto del cisne de la producción literaria cervantina. Boselli y Vian (1943Boselli, Carlo y CescoVian. 1943. Storia della letteratura spagnola. Milán: Edizioni le lingue estere., 103) reproducen la valoración de Azorín a propósito de la novela –«non esita a qualificarla “uno dei più bei libri della letteratura spagnola”» (Boselli y Vian 1943Boselli, Carlo y CescoVian. 1943. Storia della letteratura spagnola. Milán: Edizioni le lingue estere., 103)–, y señalan que se trata de «l’ultimo sogno romantico del Cervantes». Tanto Finardi (1941Finardi, Gabriele. 1941. Storia della letteratura. Cisano Bergamasco: Pozzoni., 167) como Samonà (1985Samonà, Carmelo. 1985. Profilo di letteratura spagnola. Roma: Theoria., 72) señalan a Heliodoro como fuente fundamental de la obra, y la catalogan como novela bizantina –no así Sanvisenti (1907Sanvisenti, Bernardo. 1907. Manuale di letteratura spagnuola. Milán: Hoepli., 91), que se refiere a ella como novela pastoril–. Mancini es quien más espacio dedica a la descripción de la obra, cuya estructura y composición desglosa para concluir que en ella
Riaffiorano […] le predilezioni culturali cervantine, ossia il mondo arcadico, quello cavalleresco e quello realistico costumbrista in cui potevano confluire tanto elementi picareschi, quanto elementi della novellistica italiana rinascimentale, ed è anche questa una conferma del gusto che Cervantes aveva mostrato nella prima parte del Quijote e nelle Novelas Ejemplares, ma che qui si incastona meglio che nel Quijote per la minore vitalità dei protagonista e per l’andamento più episodico di tutto il racconto
(Mancini 1967Mancini, Guido. 1967. Storia della letteratura spagnola. Milán: Feltrinelli., 345).
El Persiles sería, así, una novela de síntesis y la obra del Cervantes más maduro. Una novela mucho más cumplida técnicamente, con un lenguaje «più ricco e vario componendosi in uno stile sonoro e dolce» (Mancini 1967Mancini, Guido. 1967. Storia della letteratura spagnola. Milán: Feltrinelli., 345), que, destinada a ser «o la migliore o la peggiore scritta in castigliano» (Finardi 1941Finardi, Gabriele. 1941. Storia della letteratura. Cisano Bergamasco: Pozzoni., 167), no llegó a ser ni una cosa ni la otra en el corpus cervantino.
Por último, para concluir con la recepción de la narrativa cervantina en las historias de nuestro corpus, cabe señalar como curiosidad que la Letteratura Spagnuola de Cappelletti es la única que incluye el Buscapié –Busca pie, en su texto–, de Adolfo de Castro (Romero Ferrer y Vallejo Márquez 2003Romero Ferrer, Alberto y YolandaVallejo Márquez. 2003. «Una explicación fraudulenta del Quijote y un Avellaneda del siglo XIX: Adolfo de Castro y su falso Buscapié». Castilla: Estudios de literatura 28: 241-266.), como obra atribuida a Cervantes. El hispanista (Cappelletti 1882Cappelletti, Licurgo. 1882. Letteratura spagnuola. Milán: Hoepli., 56-57) sostiene que el autor del Quijote se vio obligado por la falta de interés del público en su opera magna a «calunniare sé medesimo in un opuscoletto […] che fece correre per le mani del pubblico al fine di svegliare la curiosità de’ suoi compatriotti». No hay referencia a esta obra en las historias de Baret (1863Baret, Eugène. 1863. Histoire de la littérature espagnole. París: Dezobry.) y Hubbard (1876Hubbard, Gustave. 1876. Histoire de la littérature contemporaine en Espagne. París: Charpentier.), que son las dos principales fuentes de Cappelletti en su apartado sobre Cervantes. Cappelletti pudo conocer la obra por la traducción italiana de la obra, L’indovinello (el Buscapié) di Micuele Cervantes de 1878 (Romero Ferrer y Vallejo Márquez 2003Romero Ferrer, Alberto y YolandaVallejo Márquez. 2003. «Una explicación fraudulenta del Quijote y un Avellaneda del siglo XIX: Adolfo de Castro y su falso Buscapié». Castilla: Estudios de literatura 28: 241-266., 263).
El teatro cervantino se encuentra, en opinión de Samonà (1985Samonà, Carmelo. 1985. Profilo di letteratura spagnola. Roma: Theoria., 72), al mismo nivel que las Novelas en cuanto a su calidad literaria18
La conceptualización del teatro cervantino, por tanto, se realiza desde el marco de la polémica entre Lope de Vega y Cervantes. Cabe destacar que, al igual que ocurría con las Novelas, hay también una jerarquía en la valoración de las obras teatrales de Cervantes: entre las mejores valoradas se encuentran la Numancia (Cappelletti 1882Cappelletti, Licurgo. 1882. Letteratura spagnuola. Milán: Hoepli., 50; Sanvisenti 1907Sanvisenti, Bernardo. 1907. Manuale di letteratura spagnuola. Milán: Hoepli., 90; Finardi 1941Finardi, Gabriele. 1941. Storia della letteratura. Cisano Bergamasco: Pozzoni., 148-149; Samonà 1985Samonà, Carmelo. 1985. Profilo di letteratura spagnola. Roma: Theoria., 71), y Pedro de Urdemalas (Sanvisenti 1907Sanvisenti, Bernardo. 1907. Manuale di letteratura spagnuola. Milán: Hoepli., 90, nota al pie; Finardi 1941Finardi, Gabriele. 1941. Storia della letteratura. Cisano Bergamasco: Pozzoni., 147 y 149; Boselli y Vian 1943Boselli, Carlo y CescoVian. 1943. Storia della letteratura spagnola. Milán: Edizioni le lingue estere., 98; Mancini 1967Mancini, Guido. 1967. Storia della letteratura spagnola. Milán: Feltrinelli., 329)21
Por último, para terminar este repaso por la recepción de Cervantes en nuestro corpus, cabe señalar que, a excepción de la de Samonà (1985Samonà, Carmelo. 1985. Profilo di letteratura spagnola. Roma: Theoria.), las historias dedican un pequeño espacio a la lírica cervantina, el género peor valorado de la producción del autor y al que se dedica cuantitativamente menos atención. Sanvisenti (1907Sanvisenti, Bernardo. 1907. Manuale di letteratura spagnuola. Milán: Hoepli., 88-89) dirá de esta que es «cospicua per quantità» y mediocre en cuanto a su calidad, destacando únicamente un par de sonetos dedicados a la boda de Felipe II y a Diego Hurtado de Mendoza. Este hispanista (Sanvisenti 1907Sanvisenti, Bernardo. 1907. Manuale di letteratura spagnuola. Milán: Hoepli., 89) le atribuye la autoría de la Epístola a Mateo Vázquez (Gonzalo Sánchez-Molero 2007Gonzalo Sánchez-Molero, José Luis. 2007. «La “Epístola a Mateo Vázquez”, redescubierta y reivindicada». Cervantes. Bulletin of the Cervantes Society of America 27 (2): 181-211.), como también lo hará Finardi (1941Finardi, Gabriele. 1941. Storia della letteratura. Cisano Bergamasco: Pozzoni., 147), que destaca el poema como una de sus mejores obras. Finardi enuncia de la siguiente manera la que es, a grandes rasgos, la opinión que encontramos acerca de la lírica cervantina en la mayoría de las historias del corpus:
Assai disparati sono i giudizi sull’opera poetica del Cervantes giungendo persino a quei critici che dichiarano apertamente che nessun valore. Senza giungere a tali esagerazioni bisogna convenire che il Cervantes, come poeta, è lungi dal poter essere paragonato al Cervantes prosatore. Del resto egli stesso era conscio di ciò, quando si lamentava, nel Viaje del Parnaso (Viaggio al Parnaso) delle sue scarse doti poetiche
(Finardi 1941Finardi, Gabriele. 1941. Storia della letteratura. Cisano Bergamasco: Pozzoni., 146)
A continuación, resalta Finardi (1941Finardi, Gabriele. 1941. Storia della letteratura. Cisano Bergamasco: Pozzoni., 146-147) las piezas líricas incluidas en sus obras en prosa o teatrales, que también tendrá en cuenta Mancini (1967Mancini, Guido. 1967. Storia della letteratura spagnola. Milán: Feltrinelli., 328). Este dirá, asimismo, que Cervantes no fue lírico por «atteggiamento e composizione spirituale», pues no era inclinado a la introspección, la contemplación o el subjetivismo, sino a la narración22
3. TRES USOS DE CERVANTES EN EL DISCURSO HISTORIOGRÁFICO
⌅Hasta ahora, hemos analizado los apartados que las historias de la literatura dedican a Cervantes y su obra. Sin embargo, la presencia del autor, a diferencia de lo que ocurre con otros escritores que podrían pensarse a su mismo nivel en el orden canónico –Quevedo, Calderón o, incluso, Lope–, no se limita a estos epígrafes. Cervantes es uno de los autores que aparece de manera recurrente en los manuales de historia literaria, y lo hace más allá de las partes que a su obra se consagran. Esto es así porque, en muchas ocasiones, hablar de Cervantes sirve a los hispanistas extranjeros para explicar otros aspectos de la historia de la literatura española en su conjunto.
Es en este sentido en el que, creemos, se puede distinguir una recepción de Cervantes equiparable a la del resto de autores de las letras españolas de un uso de su figura en otros contextos y con otros objetivos. En las partes de las historias que venimos analizando, Cervantes se convierte en protagonista del relato histórico (White 1978White, Hayden. 1978. Tropics of Discourse. Essays in cultural Criticism. Baltimore: Johns Hopkins University Press., 41-45), de la narración que el historiador propone. Romero Tobar (1999Romero Tobar, Leonardo. 1999. «Entre 1898 y 1998. La historiografía de la literatura española». Rilce 15 (1): 27-49., 31-32; 2004, 75-76) compara el modelo expositivo de las historias de las literaturas nacionales con el de cualquier relato narrativo en que el protagonista o héroe atraviesa una serie de conflictos hasta llegar a una “conclusión satisfactoria”; esto es, la historia de la literatura en tanto que narración nos presenta relatos en los que somos testigos del origen, desarrollo y consolidación de determinados elementos –obras, autores, escuelas, periodos– que vienen a cumplir la función de “héroe” en el esquema que propone Romero Tobar23
En este apartado abordaremos tres de estos usos que cobran una especial importancia en el corpus de textos que venimos manejando. El primero de ellos es el que podemos llamar uso histórico-nacional; o, si se prefiere, ideológico. Basta recordar que el nacimiento de la moderna historia de la literatura es contemporáneo a la definición del concepto de estado-nación y al surgimiento de un nacionalismo de corte romántico (Martín Ezpeleta 2015Martín Ezpeleta, Antonio. 2015. «El concepto de nación en la historiografía literaria española». En Literatura y nación. La emergencia de las literaturas nacionales, editado por LeonardoRomero Tobar, 433-465. Zaragoza: Prensas universitarias de Zaragoza., 434-437). La literatura nacional se entiende como una emanación del espíritu de una nación –Volksgeist–, de tal manera que la caracterización de una tradición literaria nacional se proyecta al pueblo que sustenta dicha unidad política. Esta utilización de Cervantes como síntesis del espíritu nacional español ha sido ampliamente estudiada. Se pueden destacar, en este sentido, trabajos como los de Pérez Magallón (2015Pérez Magallón, Jesús. 2015. Cervantes, monumento de la nación: problemas de identidad y cultura. Madrid: Cátedra.) o Migueláñez Munilla (2018Migueláñez Munilla, Daniel. 2018. «Don Quijote y el mito de la españolidad». En Cervantes en los siglos XX y XXI. La recepción actual del mito del ‘Quijote’, editado por PalomaOrtiz-de-Urbina, 275-285. Berna: Peter Lang.). Canavaggio, por su parte, ha estudiado este fenómeno, pero ciñéndose a la utilización del Quijote24
Cos’altro è dunque la Spagna del sedicesimo secolo se non quel Sancio Panza, la cui immaginazione è sempre eccitata dalla speranza di possedere una fortuna rapidamente acquistata, e che è continuamente ricondotto alla realtà dai bisogni della vita quotidiana, dalle necessità reali dell’esistenza? E non è forse il popolo spagnuolo, condannato a battersi senza profitto per la Casa d’Austria e per la Chiesa cattollica, quel valoroso Don Chisciotte, che ama tanto la giustizia, e combatte in ogni circonstanza come un cieco fanatico?
(Cappelletti 1882Cappelletti, Licurgo. 1882. Letteratura spagnuola. Milán: Hoepli., 53).
En el mismo sentido Sanvisenti sostiene que Cervantes «ha saputo plasmare nell’immortalità dell’espresione artistica la figurazione del mondo spagnuolo del suo tempo, e antecedente al suo tempo, subordinandolo però alla maggiore e migliore conoscenza dell’animo umano» (Sanvisenti 1907Sanvisenti, Bernardo. 1907. Manuale di letteratura spagnuola. Milán: Hoepli., 94). Hablando de Sancho Panza, dirá este hispanista que «può figurare il popolo spagnuolo dei fueros passato da padrone a schiavo dopo la monarchia di Carlo V» (Sanvisenti 1907Sanvisenti, Bernardo. 1907. Manuale di letteratura spagnuola. Milán: Hoepli., 95). Por su parte, Finardi (1941Finardi, Gabriele. 1941. Storia della letteratura. Cisano Bergamasco: Pozzoni., 148) enjuiciará la Numancia diciendo de ella que se trata de «una chiara documentazione dell’amore patriottico del Cervantes, che attraverso questa grandiosa rievocazione storica della sua patria, esalta le virtù del suo popolo risorto a nuova grandeza». Boselli y Vian se remitirán, como veíamos, a la lectura que Maeztu (2004Maeztu, Ramiro de. 2004. ‘Don Quijote’, ‘Don Juan’ y ‘La Celestina’. Madrid: Visor.) hace de don Quijote, la Celestina y don Juan como personajes que encarnan las características del pueblo español (Montero Reguera 2001Montero Reguera, José. 2001. «La crítica sobre el Quijote en la primera mitad del siglo XX». En Volver a Cervantes: actas del IV Congreso Internacional de la Asociación de Cervantistas, editado por Antonio PabloBernat Vistarini, vol. I, 195-236. Palma: Universitat de les Illes Balears., 206). En este sentido dirán que el loco cervantino, junto con el pícaro, son los personajes que mejor representan «la Spagna della decadenza e il mondo intero (che è sempre in decadenza)» (Boselli y Vian 1943Boselli, Carlo y CescoVian. 1943. Storia della letteratura spagnola. Milán: Edizioni le lingue estere., 102). Samonà (1985Samonà, Carmelo. 1985. Profilo di letteratura spagnola. Roma: Theoria., 69), por su parte, dirá que Cervantes «rappresenta la testimonianza più prolungata dei mutamenti che avvengono nel gusto, nell’abito mentale dell’uomo di lettere spagnolo del tardo Cinquecento al Seicento», y enuncia algunas de las características de este proceso de cambio: «lentezza di approssimazione al nuovo», «tradizionalista», «coscienza intellettuale» (Samonà 1985Samonà, Carmelo. 1985. Profilo di letteratura spagnola. Roma: Theoria., 69-70), entre otras. En todos estos ejemplos se usa la obra cervantina para analizar las supuestas características de lo español, ya de la época, ya como categoría con vocación permanente.
Las biografías (Aradra 2021Aradra, Rosa María. 2021. «Las biografías de autor en la construcción de la historia literaria». Studi Ispanici 46: 297-317.) cervantinas que suelen abrir los apartados dedicados al autor –el de Samonà (1985Samonà, Carmelo. 1985. Profilo di letteratura spagnola. Roma: Theoria.) es la única excepción– cobran una especial relevancia para este uso ideológico de Cervantes. Estas noticias biográficas tienen una extensión variable (Cappelletti 1882Cappelletti, Licurgo. 1882. Letteratura spagnuola. Milán: Hoepli., 49-52; Sanvisenti 1907Sanvisenti, Bernardo. 1907. Manuale di letteratura spagnuola. Milán: Hoepli., 86-88; Finardi 1941Finardi, Gabriele. 1941. Storia della letteratura. Cisano Bergamasco: Pozzoni., 141-144; Boselli y Vian 1943Boselli, Carlo y CescoVian. 1943. Storia della letteratura spagnola. Milán: Edizioni le lingue estere., 95-96; Mancini 1967Mancini, Guido. 1967. Storia della letteratura spagnola. Milán: Feltrinelli., 323-326)25
En segundo lugar, Cervantes es usado como elemento estructurador del canon literario español. Y no solo se le usa para enjuiciar la narrativa posterior –es normal que los autores se refieran al Quijote como la mejor novela de la literatura española (Sanvisenti 1907Sanvisenti, Bernardo. 1907. Manuale di letteratura spagnuola. Milán: Hoepli., 86 y 91; Finardi 1941Finardi, Gabriele. 1941. Storia della letteratura. Cisano Bergamasco: Pozzoni., 165; Boselli y Vian 1943Boselli, Carlo y CescoVian. 1943. Storia della letteratura spagnola. Milán: Edizioni le lingue estere., 100), y que se busque su impronta en otros escritores (Mancini 1967Mancini, Guido. 1967. Storia della letteratura spagnola. Milán: Feltrinelli., 521) o se erijan candidatos27
En último lugar, y como tercer uso, cabe señalar que Cervantes sirve a los autores para dar cuenta de la especial relación de la literatura española con la literatura italiana28
Si voleva soltanto mostrare che la Spagna è legata all’Italia più che a qualsiasi altra nazione europea. L’Italia è, per la Spagna, il principio e il simbolo dell’Europa. La seconda sua capitale, prima di Cristo e dopo Cristo, è Roma. I pellegrini dei Trabajos de Persiles y Sigismunda sentono che questa città è unica al mondo, sacra più di ogni altra: “entraron en Roma por la puerta del Populo, besando primero una y muchas veces los umbrales y márgenes de la entrada de la ciudad santa” (1. IV, c.III). E proprio in Cervantes, proprio nel più grande scrittore di Spagna, noi italiani sentiamo odore e sapore d’Italia, e un’aria di famiglia coi nostri umanisti, coi nostri migliori cinquecentisti. E verrebbe la voglia di affermare che il più spagnolo degli scrittori ha per seconda patria intelettuale l’Italia. Lo stesso Don Quijote ha, come già mostrai, qualche ascendente italiano
(Papini 1941Papini, Giovanni. 1941. «Temi di Spagna». En Italia e Spagna, editado por ArturoFarinelli, 87-90. Florencia: Felice le Monier., 90).
No es de extrañar, pues, que por los apartados dedicados a Cervantes desfile una nómina de autores italianos que incluye a Dante (Boselli y Vian 1943Boselli, Carlo y CescoVian. 1943. Storia della letteratura spagnola. Milán: Edizioni le lingue estere., 96), Ariosto (Sanvisenti 1907Sanvisenti, Bernardo. 1907. Manuale di letteratura spagnuola. Milán: Hoepli., 86; Mancini 1967Mancini, Guido. 1967. Storia della letteratura spagnola. Milán: Feltrinelli., 239) o Boiardo (Boselli y Vian 1943Boselli, Carlo y CescoVian. 1943. Storia della letteratura spagnola. Milán: Edizioni le lingue estere., 96), entre otros. De igual manera, el viaje a Italia y el servicio a Acquaviva será uno de los capítulos indispensables en las notas biográficas del autor. Cervantes se presenta como uno de los principales autores de la literatura universal, como venimos viendo (Finardi 1941Finardi, Gabriele. 1941. Storia della letteratura. Cisano Bergamasco: Pozzoni., 140-141; Boselli y Vian 1943Boselli, Carlo y CescoVian. 1943. Storia della letteratura spagnola. Milán: Edizioni le lingue estere., 100-101). Cappelletti apunta que
da due secoli a questa parte la gloria di Cervantes non ha fatto altro che aumentare presso tutte le nazioni incivilite; e l’opera sua è divenuta oggidì popolare come la Divina Commedia, l’Orlando Furioso, la Gerusalemme Liberata, l’Amleto, l’Otello, il Faust, e i capolavori drammatici di Molière, di Corneille e di Racine
(Cappelletti 1882Cappelletti, Licurgo. 1882. Letteratura spagnuola. Milán: Hoepli., 57).
Encontramos en algunas de nuestras historias, pues, un intento de emparentar a Cervantes con la tradición literaria italiana, de tal manera que esta sea beneficiaria de la proyección universal del autor del Quijote.
4. CONCLUSIÓN
⌅A lo largo de estas páginas hemos intentado trazar un recorrido por algunas de las historias de la literatura españolas escritas en Italia para analizar la forma en la que estas incluyen la obra de Cervantes. Aunque no se trata de un corpus exhaustivo30
Esto nos lleva a poner la atención en la relación que se establece entre historiografía y crítica. En las primeras tres obras de nuestro corpus, se hace obvia la ausencia de referencias a trabajos de especialistas. De hecho, en las historias de Cappelletti (1882Cappelletti, Licurgo. 1882. Letteratura spagnuola. Milán: Hoepli.) y Finardi (1941Finardi, Gabriele. 1941. Storia della letteratura. Cisano Bergamasco: Pozzoni.) observamos que, en lugar de acudir a monografías o estudios, los autores se sirven de otras historias de la literatura previas. Solo en el apartado que dedica a Cervantes, Cappelletti cita las historias de Baret (1863Baret, Eugène. 1863. Histoire de la littérature espagnole. París: Dezobry.) y Hubbard (1876Hubbard, Gustave. 1876. Histoire de la littérature contemporaine en Espagne. París: Charpentier.); Finardi (1941Finardi, Gabriele. 1941. Storia della letteratura. Cisano Bergamasco: Pozzoni.) proporciona una bibliografía al inicio de su manual con tan solo ocho fuentes, todas ellas historias de la literatura31
En cuanto a los usos de Cervantes en las historias de la literatura de nuestro corpus, cabe señalar que no son una anomalía. En un trabajo sobre el Persiles, Benedetto Croce afirmaba no sentirse sorprendido de que el Quijote «sia diventato […] oggetto di tante sottigliezze, scoperte di sensi riposti, allusioni storiche e politiche, pie interpretazioni, consigli morali e politici, astratte applicazioni di dottrine estetiche e simili» (Croce 1966Croce, Benedetto. 1966. Letture di poeti. Bari: Laterza., 53). La centralidad en el canon literario de Cervantes se debe y se explica por esta continua reinterpretación de su obra y su figura. De forma análoga a lo que Lanier (2002Lanier, Douglas. 2002. Shakespeare and Modern Popular Culture. Nueva York: Oxford University Press.) analizó en el caso de Shakespeare, Cervantes se convierte en un símbolo cultural fruto de un proceso de traslación desde un marco interpretativo a otro con el objetivo de alterar el valor o el significado que se le atribuye, o bien con una finalidad pragmática. Es en este sentido en el que nos parece adecuada la idea de “santo cultural” de Dović y Helgason (2017Dović, Marijan y Jón KarlHelgason. 2017. National Poets, Cultural Saints. Canonization and Commemorative Cults of Writers in Europe. Leiden: Brill.) para el caso de Cervantes: la figura del autor se convierte en un punto de encuentro entre literatura, cultura y nacionalidad españolas a través de un proceso en el que participan las historias de la literatura. Es de destacar que, en el caso de las historias italianas, esta conversión de Cervantes en el autor español por excelencia convive con una reivindicación de la influencia italiana en su obra. Se produce, así, una situación paradójica por la que el autor del Quijote es, a un tiempo, español, (casi) italiano y universal.
Por último, nos gustaría destacar el carácter necesariamente parcial que tiene este trabajo. Ya hemos señalado que uno de los grandes desafíos que plantea la recepción de Cervantes es la inconmensurabilidad de la crítica cervantina. En este trabajo hemos pretendido ofrecer un panorama de la cuestión, que pueda servir como punto de partida para estudios posteriores que centren su atención es aspectos concretos. Entre otras tareas pendientes, se hace necesario trazar de forma más decidida la influencia del discurso crítico en las distintas historias. En cualquier caso, y tal como decíamos al principio, el campo de la recepción de Cervantes en la historiografía literaria es amplio, y queda aún mucho por hacer.